SUTURAS

 

Importante: La lineas que van a leerse surgen como consecuencia de la rabia, la humillación y la desesperación que sentimos cuando comprobamos que, por más fuertes que sean nuestros deseos, los planes del exterior no los tienen en cuenta.


Excluyendo las consecuencias más obvias de la pandemia creo que, una de las más efectivas fue, la despolitización del espacio público. El sistema de redes sociales inagotables alienta sin tregua a la desaparición de fronteras de identificación entre lo público y lo privado. Pareciera ya que no hay posibilidad de dilucidar escenas de la vida íntima, porque, todo eso que era ferozmente defendido, la actualidad lo ha monetizado. Sí todo lo personal es político ¿no deberíamos entonces redefinirlo? Con esto no quisiera decir que la época que nos tocó vivir es peor que otras, porque ya lo sabemos desde Borges hasta acá que, a todos los hombres y a todas las mujeres les toca siempre malos tiempos en los que vivir. Sin embargo, nuestro tiempo, por malo que sea, nos da derecho a escribirlo que, dicho sea de paso, es uno de los pocos que quedan. Mucho más si les ocurre como a estas líneas que les esperan el ostracismo del mundo paralelo que nos gusta llamar internet. 

Los tiempos de revolución y de irrupciones políticas y culturales han perdido asquerosamente terreno por el avance de un progresismo que aún no termina de comprenderse, pero se sabe que colabora con la adaptación sistémica de raptos de radicalización . Todos los acontecimientos que ayer fueron radicales en materia política y cultural fueron ajustados a la lengua del capital. Quiere decir que, el mero acto de llamar “gente” a una población acorralada por la inflación y la pobreza, es quitarle el sentido político que podría situarla en otro lugar. Un punto de partida donde se pueda articular la desesperación con procesos creativos que potencien lo que hoy no se puede nombrar. La sintaxis del capitalismo actual no solo se desvive por la acumulacion economica, tambien trabaja sin cesar la acumulacion de capital simbólico. Sin retomar la tradición de las vanguardias artísticas, va a ser muy difícil articular procesos de lucha colectiva porque el mismo sistema de acumulación consumirá cualquier conato de radicalidad. La derecha no tan extrema ha incorporado la lengua de las revoluciones y su apariencia versátil confunde a los que ayer soñaban con una revolución social y cultural. En apariencia, el futuro se vislumbra un tanto nublado y eso no parece tan malo porque la incapacidad de ver el horizonte le es común a todos. Quizás, una literatura radical pueda contribuir a la disputa de la sintaxis de acumulación hegemónica. Pero para que eso ocurra, en palabras de Tabarovsky, tendrá que amargar la fiesta, expandir el malestar, poner entre paréntesis el sentido común predominante, contragolpear la época aunque eso signifique poner en cuestión nuestra propia existencia. 


Continuará…


6 de Junio del 2023


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