Introducción a la esperanza. Luis F. Noé


 SUTURAS


Aclaración: lo que sigue son raptos de belicosidad sin correcciones, sin relecturas, aunque las correcciones y las relecturas, deben hacerse hasta que los callos impidan continuar.


Si se piensa en el espíritu del capitalismo, es difícil eludir a Max Weber. Pero como las líneas que siguen no serán leídas, no voy meterme en un problema que puede herir a especialistas que han invertido tanto tiempo de su vida en conocer a fondo uno o dos autores. Creo que resulta mejor utilizar las palabras con las que Ariana Harwicz decidió nombrar a su último libro: El Ruido de una Época. Lo tomo porque me parece que publicar un ensayo literario en estos tiempos donde ganan por afano las sagas es por lo menos atractivo y se merece un poco de lugar en ese mundo paralelo que nos gusta llamar internet.

Aprendimos que, desde este lejano lugar del mundo, únicamente podemos producir materia prima para que los grandes centros de pensamiento nos devuelvan una teoría mucho más costosa y altamente alejada de nuestras realidades. Sin embargo, la recibimos con los brazos abiertos, con nuestros pulmones henchidos de aires de primer mundo.

Es bastante estimulante escribir un texto pensando en que nadie lo leerá, distinto a un twitteo o a una reducción de la felicidad en Instagram. En Lo que Sobra, Tabarovsky afirma que la literatura tiene que dar un contragolpe a la época porque debe reaccionar a las condiciones opresivas en las cuales se produce y se distribuye. Es sabido el encarecimiento del papel destinado a la producción de libros y el porcentaje con el que se queda cada grupo editorial. ¿Deberíamos seguir publicando libros bajo esas condiciones tan desiguales? Yo creo que sí, pero, con lo que sobra. Implicaría una práctica radical donde la literatura que se escriba sea tan radical que desoriente a los lectores, una que descarte los temas de la época, una que apunte contra los monopolios de buenos modales y de buenas formas de leer y de escribir. Cómo se explica que el conservadurismo del progresismo esté dedicado a cancelar  cualquier ruido que no se acomode a los temas de la agenda confeccionada por él mismo. ¿Qué programa político deja afuera expresiones artísticas radicales? ¿Acaso no han leído a Libertad Demitrópulos, a Osvaldo Lamborghini, a Héctor Libertella? ¿Nunca se han parado frente a una pintura de Yuyo Noé? ¿Se han acercado alguna vez a Antonin Artaud? ¿A qué le temen?

Después de haber tipeado estas preguntas lo único que se me ocurre es pensar en la derrota aunque en cada una de ellas, bajos las ruinas, siempre queda algo por recoger y eso es lo que se pretende en estas anotaciones aleatorias que surgen después de haber leído varios libros que aspiran solamente a una literatura bien escrita, clara, cómoda, fácil de leer, lineal y perfectamente convencional. Reside en estas reflexiones un deseo de transmutación de los criterios de validación de una época, donde la invención y la intervención artística sean, por así decirlo, una afirmación absoluta y potente que no sea irreductible a los ruidos de una época. 

Continuará…

 3 de junio del 2023


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